lunes, 26 de diciembre de 2011

Esa fue la pregunta que nos hizo a todos los colaboradores de La Gaceta, su director y sin embargo amigo Julián. “definírmelo en unas cuantas líneas si es posible”;

Lo que tú digas dire, aquí estamos, pa satisfacer tus caprichitos, joio.

Me hubiera gustado hablar de la Navidad desde las vivencias compartidas con mis amigos. Los inicios, cuando debidamente organizados, con una distribución exhaustiva de instrumentos y con las canciones pertinentes aprendidas y coordinadas por todos y cada uno de los integrantes del numerosísimo grupo, recorríamos casas, bares y demás establecimientos rondando, sin prisas, con alegría, creyéndonos lo que hacíamos (por supuesto nada que ver con el mercadeo que se realiza ahora: media canción a toa leche, muchas veces sin tener que ver nada con la navidad, y a otro sitio pa que cunda).

También hubiera estado bien hablar de épocas posteriores, cuando ya calzábamos las 15, 16 o 17 primaveras; los recorridos por las casas de cada uno; de vez en cuando parada técnica en el bar que nos cogía de paso, calle arriba, calle abajo …………

Pero sin duda de lo que quiero hablar es de esa Navidad que recuerdo con más cariño, que se me ha quedado más marcada, que sin duda añoro. Esa Navidad que esperaba impacientemente su llegada pa que nos juntáramos casi toda la familia, los amigos de la familia, los amigos de los amigos de la familia, y algún añadido que siempre se acoplaba y ajuntabamos.

Era una gozada, ya podías ir por donde fueras, ya podía ser la hora que fuese, ya podías estar donde estuvieras, siempre, SIEMPRE había un grupo, una cuadrilla o una familia cantando; y en el encuentro, como era menester, parada, canticos conjuntos, intercambio de refrigerios, saludos, felicitaciones, besos y demás costumbres típicas de estas fiestas.

……..a las tantas, el tío coruja que pide la excusa de unos minutos de ausencia para hacer un mandao; el cachondo del cuñao, El bizcochero, que le suelta la parrafada a ritmo de canción navideña: “donde vas coruja, donde vas corriendo, a llevar la niña que se está durmiendo”. Mientras se producía la esperada reincorporación, canticos y más canticos, calle arriba y calle abajo, reencuentros con otros grupos ………..y ambiente, alegría, cordialidad, buen rollo y familiaridad entre todos.

Cuando todavía veo grupos (los que por aquellos tiempos eran niños como yo o un poquino más grandes), haciendo sonar las zambombas, las botellas, los admíreles y demás instrumentos autóctonos, siento envidia, me lamento por no seguir practicando esa tradición, los admiro y sobre todo los respeto porque siguen recordándome que un día todos los que aquí vivíamos éramos capaces de vivir, convivir y sentir juntos.

“Soy una persona: nada de lo que es humano me es indiferente”

Salud

1 comentario:

begoña gutiez dijo...

Que tiempos aquellos todavia me acuerdo cuando se juntaba toda la familia y jugabamos todos los primos ,eran las mejores ,con el tiempo se ha perdido todo en fin sera asi saludos desde miranda de ebro