martes, 24 de mayo de 2011

LOS FUBOLINES DE PACO

El otro día, en un escaso ratino se asueto y relajación que me permite mi nueva obligación voluntaria, pensé como podría de nuevo volver a mi blog, que hace ya que tiempo que lo tengo abandonado. Y pensé: : “este mes voy a escribir sobre mis recuerdos, sobre los ratinos pasados en los fubolines de Paco”, y ete ahí que me he puesto a ello. Y es que hay momentos en los que es necesario recordar, recapitular, evocar momentos, situaciones, etapas de la vida, porque entre otras cosas el poder disfrutar de los recuerdos de la vida es vivir dos veces.

Los fubolines de Paco significaron para la gente de mi edad lugar de encuentro, de relación, de quedar, de unirse, de separarse, de entablar una amistad, de discutir, de establecer una camaradería, una complicidad, de nuestro primer amor ………. nuestro segundo hogar. VAMOS LO QUE VIENE SIENDO AHORA PARA LOS PRE Y LOS ADOLESCENTES EL FEISBU Y EL TUENTI (y algún que otro revenío entrado en edad).

Según entrabas, a la izquierda, las dos mesas de billar, español, por supuesto. Lugar habitual de encuentro entre los jóvenes de más edad y posición económica. Nosotros de higos a brevas echábamos una partidilla de un duro o como mucho, si nos juntábamos cuatro, de diez pelas.

Un poquino más allá una mesa de ping pon, pegando a la pared, sus raquetas con terminación en corcho desgastado por el uso, y su bolita que tenías que pedirle a Paco para empezar a jugar, no sin antes probarla haciéndola rodar presionando con la raqueta por si estaba cascá,

De frente, en el medio, y ocupando casi todo el ancho del local, dos filas de fubolines, de los buenos, no esas mariconadas que hay ahora con caída al medio y con jugadores metálicos que hacen mucho ruido pero que no te dejan hacer las diabluras que hacías con los de madera.

A la izquierda según entrabamos las máquinas recreativas, las del final, de a duro, al principio las asequibles, de una pela o dos.

Junto a la puerta, a la izquierda, si conseguías verla, si no era una hora punta, si la canción no era de las “suyas”, si las chicas no la rodeaban, la absorbían, la poseían: la máquina de discosssss. Toda la tarde puesta, toda la tarde “cantando”, toda la tarde “enamorando”. Y ellas….. pues toda la tarde pensando en el amor platónico, en el chico deseado, en la persona de sus suspiros. José Luis Perales, Pablo Abraira, Camilo Sesto, Diango, Formula V, et, etc, etc. Cuantos sueños, cuantas fantasías, cuantos anhelos.

……… Y Paco, en todos lados, atendiendo a todos, hablando con todos, disfrutando con todos. Le recuerdo como un tío grande, fuerte, bonachón, amable, afectuoso, pero firme, imponiendo respeto, marcando las distancias. Si había una discusión, ahí estaba poniendo orden, si alguno se pasaba o intentaba entangarle, sacaba mala leche y cortaba por lo sano; si molestábamos en la acera de enfrente a los vecinos, ahí salía: venga chicos meteros padentro que estáis molestando (primer aviso); fulanito, como no te muevas te vas a tirar una temporada sin entrar aquí ¡eh!, (segundo y definitivo aviso), ¡¡hasta mi compadre, habitual de esa acera, chuleta donde los hubiera, pasota como el que más, con sus pantalones raidos y casi enseñando lo güitos, como dice mi Loli, salía zumbando padentro!!.

Le recuerdo al amigo Paco con su colección de monedas antiguas, enseñándoselas como un secreto inigualable a sus allegados, a los de su confianza. “Carlos, mira la que he conseguio esta mañana, una romana”, “pasa, pasa, mira las que tengo ya”, en su cuarto, en su pequeño reino, ese lugar que un día un bastardo hijo de mala madre se atrevió a violar llevándose su tesoro más preciado.

Paco forma parte de esos vecinos, amigos, gente de Navalmoral que recordaremos siempre, que no serán nunca famosos ni tendrán un homenaje multitudinario, pero que formaran parte de nuestra historia, historia de un pueblo que aunque no tiene monumentos significativos, no tiene efemérides destacables, cuenta personajes anónimos que han conseguido que nos sintamos orgullosos de haberlos conocido y compartir con ellos parte de nuestras vidas.

Salud

2 comentarios:

Cris dijo...

Pues como Paco lo lea le va a hacer mucha ilu!

Miniyó está ahora mismo en el futbolín de la sede de vecinos. Todos los sábados me pide 50 cnts.

Salud!!!

MORALO dijo...

En ese cuarto al que te refieres tambien guardaba el tabaco, Sombra, Celtas, Yuste, Bisonte...joer que tiempos.
Tambien me acuerdo del Paco anterior, el de los futbolines enfrente del kiosko del Sr. Antonio, el Chocolatero, y los dos carrillos que se ponian con las chuches enfrente y a Manolo llevando las carteleras del cine Cruz Blanca...