Otra vez estos tuercebotas, estos monigotes, estos figurines.
Ala, a vender su vida, a subastar sus miserias, a contarnos cuentos chinos.
Los que ya vamos entrando en una edad, los que vamos viendo la evolución de la sociedad desde la tribuna preferente que nos da la vida, pues echamos de menos muchas cosas, muchos referentes, muchas formas de vivir la vida. Y nos sumergimos en nuestra infancia, en nuestra juventud; y vamos viendo como han cambiado las cosas, y volvemos a esos tópicos que a tantos les gusta citar, y que a tan pocos les gusta aplicar: valores como la amistad, el respeto, la solidaridad, el compañerismo; formas de vida saludables, sencillas, que te llenan como ser humano.
Y te vienen a la memoria esas personas que emplearon gran parte de su tiempo en los demás; que siguen, que permanecen, y que demuestran como se tienen que hacer las cosas, como hay que adaptarse a los tiempos según avancen, como hay que ser.
Y ahora otro reto que superar, sin figurar, sin “sobresaltos”, sin “historias”, como las de esos cantamañanas que cité al principio; enfrentándose de cara, como siempre viviendo otro capitulo de la vida, otra “obligación” más, otro reto que sin duda superará con nota.
El otro día, después de una buena comida, cuando ya nos quitamos el chip que nos posiciona en el status que representamos, vamos el oficial; cuando pasamos de ser jefes, empleados, mandos, subordinados, don fulanito, sr. tal; cuando los que estábamos frente a frente pasamos a ser un grupo de amigos que iniciaban una tertulia amena y entretenida junto a un buen café o infusión, un chupito algunos, y un cigarrillo los más atrevidos, pues sacamos la conversación.
Puedo decir que allí estábamos de todos los colores, habíamos de todas las creencias, representábamos a casi todas las ideologías, pero a la hora de hablar de D. Isidoro Flores, D. ISIDORO, con mayúsculas, todos (bueno, todos los que le conocemos, aunque sea de oídas), todos coincidimos: ahora, en estos tiempos que vivimos, con lo que está cayendo, ahora que estamos tos los días machacando que si valores, que si la educación, que si las costumbres, que si los referentes, no cabe la menor duda que harían falta unos pocos D. Isidoro Flores.
Alguien contó una anécdota: “Íbamos de marcha hacia Peraleda, ya sabéis con
No hubo más palabras, nadie rechistó,…………………… la lección estaba dada.
Salud
2 comentarios:
¿Has visto Primavera, verano, otoño, invierno? Me ha recordado a la lección de los nabos. Te la recomiendo.
Besos!
No la he visto, pero ya está en descarga.
Gracias.
Salud
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