miércoles, 20 de enero de 2010

Y ahí fuera……….. la realidad.

Ser padre, tutor, responsable de un menor es hoy por hoy una de las tareas más importantes que como adultos tenemos.


Subimos, casi sin pensarlo, un escalón importantísimo en nuestro desarrollo personal y social; ahí es ná, de disfrutar de la juventud en toda su plenitud, de nuestros amigos, de nuestras vidas sin muchas complicaciones y compromisos, pasamos a la responsabilidad de educar a nuestros hijos, de transmitirlos conceptos, ideas, valores que hagan de ellos personas libres, responsables, democráticos, solidarios, tolerantes, honestos.



Pero no siempre se consigue, por cualquier circunstancia que se nos puede escapar, que no controlamos, vemos como algo falla, que no todo era como preveíamos, y perdemos el control, y no sabemos que ocurre, y dudamos, y buscamos soluciones, consejos, información, ayuda.



Hablar claro, decir las cosas para que se entiendan, sin enreos, sin tapujos, sin alarmismos, sin demagogia, sin frases hechas para la galería; eso es lo que tenemos que pretender a la hora de tratar temas tan importantes, tan reales, tan cotidianos, tan usuales como son las conductas negativas de nuestros jóvenes y menos jóvenes.



Permanecer pasivos ante los problemas de nuestros hijos es ser cómplices de su fracaso, que al fin y al cabo será el nuestro como padres.


Delegar nuestras responsabilidades de padres a los políticos, a los educadores, a la sociedad en general es cuanto menos insensato; Ellos, que duda cabe, son una parte importante en la educación y en la formación de nuestros hijos, pero sin duda la parte más importante, la más relevante, la que tiene más peso, es la nuestra, la de los padres.



Nosotros no somos colegas de nuestros hijos, somos sus padres, los coleguitas son el grupo de iguales, sus amigos, sus conocidos; todos hemos sido jóvenes ¿no?, aunque a algunos ya se los haya olvidado, y esta claro que nuestros padres no eran colegas, ¿no?: por eso debemos ocupar el puesto que tenemos encomendado en estos momentos, debemos tomar decisiones, a veces complicadas, enfrentadas, criticadas, pero debe ser así; debemos aprender a decir NO, al fin y al cabo lo que queremos es lo mejor para ellos ¿verdad?, y obramos de la forma que consideramos que es la mejor, o eso es lo que se espera de nosotros ¿no es así?. No creo que haya padre que no se preocupe por educar a sus hijos, por inculcarles buenos modales. Pero está muy claro: para poder inculcar, enseñar, transmitir algo, primero hay que creérselo….. y por supuesto, predicar con el ejemplo. De nada me sirve que a mi hijo de 12, 13, 14 o 15 años le diga que no haga botellón, o que el alcohol es malo mientras, como norma habitual, tengo el estar sentado en una terraza, o dentro de un bar., tomando copas, o en casa con los amigos y la mesa llena de botellas consumiendo; o decirle a ese chico o chica que a las doce en casa y cuando llegue no haya nadie y no aparezca hasta las tres o las cuatro de la mañana.



Tenemos que aprender a transmitir a los demás lo mejor que uno ha adquirido a lo largo de la vida, la experiencia, los acontecimientos vividos, la relación con otros, los éxitos, los fracasos, la satisfacción de sentirnos bien con nosotros mismos, con los demás…………….entonces, posiblemente, podremos decir que intentamos ser buenos padres.




Salud


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© capitantrueno


3 comentarios:

Cris dijo...

Es difícil educar. El mío, porque no hay otro remedio, está conmigo todo el tiempo: ve todo lo que yo hago, y no soy de beber ni cosas de esas, pero a veces me gustaría protegerle de ciertas cosas que me tocan vivir a mí, y no se si eso sería mejor o peor.
Es mucha responsabilidad, y a veces dudo de cómo lo estoy haciendo...

Voy a verle, que lleva un rato demasiado callado...

Besos.

Bel dijo...

Para todo hay manual menos para ser padres...

EL ritmo de vida que llevamos hoy en día hace que mucho padres deleguen responsabilidades propias en otras personas u objetos que no deberían ser más que un complemento.

Eloy pasa muchísimo más tiempo conmigo que con su padre. Es un niño demasiado inteligente para su edad. Me lo rebate todo y con una claridad que muchas veces no sé ni como contestarle.

A veces pienso que soy demasiado dura con él, al fin y al cabo solo tiene cuatro añitos... pero los padres no nos podemos permitir titubear... con ellos no. No queremos que pasen las cosas malas que hemos pasado nosotros... queremos que sean responsables hasta el punto de no equivocarse pero... como hemos aprendido nosotros realmente? equivocandonos.

A ningún padre/madre normal le gusta ver sufrir a un hijo... ver que se equivoca aunque tu le hayas dicho mil veces que por ese camino se va a caer. Lo que tenemos que hacer es enseñarles a levantarse y con más fuerza de la que tenían antes de caer. Nunca podremos evitar que caigan si queremos que esos niños el día de mañana sean adultos completos e independientes.

Lo peor... que crecen demasiado rápido.

Besos mi Capitán.

capitantrueno dijo...

Si es ardua la labor de padres (ambos), desde luego la de madre particularmente no tiene definición. Sobre todo vosotras, las que os ocupais casi por completo o de pleno a su educación y a hacer de ellos personas, en el amplio sentido de la palabra.

Me quito el sombrero ante vosotras (bueno en este caso la gorra que estoy trabajando)

Salud