martes, 27 de enero de 2009



El barrio de las minas



Los que hemos tenido la suerte de criarnos entre dos barrios “marginales” (lo pongo entre comillas porque el concepto de marginal que se tiene en la actualidad: marginación, violencia, delincuencia, paro, etc, no tiene que ver nada con lo que yo me refiero, que es ni mas ni menos que vivir al final del pueblo, donde no había nada después, eso sí: ESTABAMOS NOSOTROS, que no es poco), “La Serrailla” y “Las Minas”, nos ha permitido vivir experiencias, sensaciones, motivaciones que posiblemente, no lo sé, en otros barrios del Navalmoral de entonces, los 70-80, no las han sentido.

Creo que estamos hechos de otra pasta, algo nos hacia diferentes del resto, de los que vivían en el “centro”, en el pueblo. Aquello era otra historia, la amistad, la unión, el compañerismo estaba por encima de todo; nadie era más que nadie, a pesar de las posibles diferencias que pudiera haber. Nos caracterizaba una cosa: todo era de todos, compartir era una cosa normal, habitual, ordinaria: hoy por ti, mañana por mí. Un montón de recuerdos se me vienen cuando me he puesto a pensar, a ver fotos, a encontrarme con viejos amigos, vecinos, compañeros.

¡Que cuadros!, mae mia, veo algunas fotos y no tengo por menos que sonreír, añorar, sentir. Ahí nos tenias, con nuestros eternos pantalones cortos, nuestras eternas postillas en las rodillas, nuestras maravillosas botas gorila (con pelota de goma incluida en su interior), con nuestros posmodernistas cortes de pelo a lo tazón (Mariete, Ramirin, Paco el de la Felipa, Mingui Paco el de la Fili yo nos lo cortábamos en los Canos).

Nuestro barrio era el mejor, lo defendíamos a capa y espada con un sentimiento y una devoción inusual, aunque para ello nos tuviéramos que enfrentar a otros barrios por la defensa de nuestra “cultura”, de nuestro espacio, de nuestra idiosincrasia.

Y claro, ¿cual teníamos más cerca para demostrar nuestros argumentos?, EL CERRO. Nuestras diferencias, nuestros modelos de vida, nuestro etnocentrismo lo calibrábamos con ellos. Cada dos por tres “dreas”, enfrentamientos, tensión, y ¡a la carga!

Nuestras sofisticadas armas preparadas: tiradores de olivo con gomas de ballena decal Tio Judio a dos pesetas. Si eran normales cincuenta céntimos, pero sestiraban mucho y no valían pa las dreas a larga distancia.

……. Y como siempre, al lio, con los cerrucos.

Nosotros a la parte de abajo del matadero (mercadona), en la cruz del Rollo, ellos arriba, al lao de los corrales (por el caribe). Tiradores en ristre comienza la drea; piedras pallí, piedras pallá, estrategias en marcha (pa eso el Mingui y Paco el de la Fili, su hermano, tenían una clase de narices. Hombre Colito tampoco se quedaba atrás con sus “tácticas gordeñas”). Cuando nos tupiamos ya de tirarnos piedras, alguna piquera, alguna pedra en el cuerpo, cesábamos la contienda. Si la cosa estaba normal, lo usual es que nos juntáramos y siguiéramos dirimiendo nuestras diferencias con un partido de fútbol en las eras, o en “campo de estreno”; si la cosa había sido complicada, con heridos y tal, pues nada, una semanilla enfadaos y a seguir compartiendo juegos, entretenimientos, diversiones, huertos (había que ir a nabos de vez en cuando) y cosillas así.

El diario, rutinario, como en todos lados: juegos, diversiones, más juegos, alguna zacatúa de vez en cuando, y eso. Y llega el verano, con todo el tiempo libre, sin nada que hacer en todo el día, pues a la calle, pensando, maquinando. Nos juntamos sin quedar, sin SMS, ni Chat, ni Hotmail, ni chuminás de esas, “A las cuatro en los pisos del chocolate: Colito, Ameiro, Ramirín, Mazo, Mosconino, Belisario, Mario, Riolobos, Juanjo, los Casillas, Pedro, Reyes, Angel orejas, Paco Chotura, Bermejo, etc, etc. Todo el barrio, sin excepción”, una vez alli al vicio: una taba, a los hoyos, el burro, al burrique; y cuando se iba el calor y ya se había pasado la hora de la siesta (los que estaban controlados, porque otros nos escapábamos aprovechando que nuestros padres nos les quedaba más remedio que currar en uno de sus múltiples trabajos para sacar adelante a la familia), pues al secadero, a coger palos de tabaco, a hacernos una choza de ensueño, a prepararnos una metralleta con un palo de tabaco y un trozo de este clavado como cargador y a jugar a la guerra, a montarnos otra película, otro sueño.

¿Qué si somos diferentes a los chicos de ahora?, posiblemente no ¡faltaría más!, lo que si os puedo asegurar que esta forma de vida nos ha hecho a casi todos buena gente, solidarios, creativos, responsables, autónomos, amigos de nuestros amigos, tolerantes. Hemos fomentado valores tan importantes como la libertad, la igualdad, la justicia, los derechos humanos o la democracia. A lo peor alguno no se ha desarrollado convenientemente, se nos ha salío del saco, pero eso es inevitable y forma parte de las estadísticas, que duda cabe.

Tuvimos libertad, fracaso, éxito, frustraciones, responsabilidad, necesidades, y aprendimos a crecer con todo ello……… y ahora, pasado el tiempo, los recuerdos, los buenos momentos, la nostalgia, yo, como creo que el resto de mis amigos, nos sentimos orgullosos de habernos criao en las minas.

© capitantrueno





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4 comentarios:

Cris dijo...

Yo viví unos meses en las Minas hace mucho tiempo, y no he visto sitio igual, en lo bueno y en lo malo. Ahora estoy colaborando en un programa de Alfabetización allí y tengo en mi clase a la que fue mi vecina puerta con puerta. Me daba mucho reparo volver allí convertida en otra cosa, pero me han recibido con los brazos abiertos.
Un saludo, me ha gustado mucho.

capitantrueno dijo...

Gracias Cris, tú como siempre tan atenta.

Salud

estoy_viva dijo...

Creo que la convivencia era mucho mejor que ahora, los chicos de ahora son individualistas, el querer ser mas que el otro, mejores ropas por supuesto de marca, faltaria mas, menos solidarios, por lo menos en las grandes ciudades, ven a una mujer embaraza en un autobús y miran para otro lado, etc. tienen mas que antes pero carecen de lo mas importante principios morales, hoy los padres estan demasiado ocupados con trabajar que lo hijos suben sin respeto y nada tolerantes con nadie.
No digo todos ,ojo, pero hay muchos que de solidarios no tienen nada.
Me ha gustado mucho tu blog
Con cariño
Mari

Cesar dijo...

Qué bueno!!Haciendo una búsqueda en google que no tenía nada que ver ni con Navalmoral ni con Las Minas ha aparecido un enlace que me ha llevado a este blog... la foto me sonaba haberla visto en algún sitio... el caso es que ha sido un descubrimiento,jejeje... no sé quien eres CapitanTrueno pero es agradable encontrarse en la red estas referencias a Navalmoral y a otros tiempos cada vez más lejanos por mucho que nos pese,jejeje... yo viví en las minas entre el 79 y el 81... era muy pequeño pero tengo algún que otro recuerdo de aquel viejo coche abandonado en el que nos metíamos a jugar "los del barrio",jejeje... en fin... un saludete!!