Como si de un cuento se tratara, viven en su mundo, apalancados, adosados, pegados a su trono, su sillón, su despacho, su nube, su reino…… su cuento.
Nada recuerdan de su pasado, quiénes eran, a que se dedicaban, como les iba en la vida, con quien se relacionaban. Quién quiere acordarse ahora de una vida normal, sencilla, humana, realista y consecuente con su situación. Ahora, para que se van a engañar, son diferentes, están por encima de los demás, les adoran, las admiran, les tienen devoción, respeto, sumisión…. envidia.
Cuando les ves llegar, en su mundo surrealista, no aciertas a comprender tanta parafernalia, tanto boato, tanto despliegue, tanta organización…… TANTA MENTIRA.
Es curioso, probadlo, id a verlo, acudid, cuando se organice un acto oficial importante (llámese reunión “trascendental”, inauguración, súper proyecto, celebración llamativa, etc) ahí llegaran, con to
do su montaje, a saber:
En el lugar, como es preceptivo, esperando, haciendo el papel, los cargos poco relevantes (comparados con los que vendrán a continuación), alcaldes, presidentes de partido, secretarios generales, afiliados, simpatizantes, y algún que otro estomago “agradecio”.
Primero, llegaran las lanzaderas, los que van abriendo camino, los que tienen un carguillo, importante sin duda, pero que si se mezclan con los “supremos” pasaran desapercibidos. Por supuesto con sus coches oficiales, sus directores, sus subdirectores, sus directores adjuntos, sus secretarios/as, sus adjuntos a secretaría, sus asesores, sus escoltas, y más estómagos agradecios.
Tiempo para adaptación al ambiente, a continuación, y con los márgenes temporales necesarios para que se note su llegada, y no quepa la menor duda de quien es el que manda, llegada del “jefe”.
Nervios, intranquilidad, carreras paquí, carreras pallá, sonrisas forzadas, saludos, reverencias, abrazos. Con el, una caravana interminable de vehículos y personalidades: Directores generales, directores, directores adjuntos, secretarios generales, subsecretarios, adjuntos a todos esos cargos, responsables de protocolo, gabinetes de prensa de cada departamento, escoltas, más escoltas, más coches oficiales y más estómagos agradecios. Total, que entre unos y otros seguro que rebasamos con creces el centenar de asistentes oficiales.
Claro, ahora viene el acto en sí. Todo muy bonito, muy bien preparao, recién pintaito todo, muy limpio, todos colocados, bien uniformados, con la sonrisa de oreja a oreja. Visita guiada, explicaciones intrascendentes de algo que posiblemente pocos escuchen, y a reírle los chistes al jefe, si puede ser en primera línea que se nos vea, que se note nuestra presencia (que coño, por si alguna vez hay que pedir un favorcillo). Después de la visita relámpago, como es menester, al catering, que es el momento más relevante de la jornada, sin duda. Dependiendo del cargo máximo presente, pues así será el tentempié, pero vamos, como mínimo pata negra de recebo, de ahí parriba.
Luego, con las mismas, repetición de la parafernalia, cada uno a sus coches oficiales, a sus despachos, a sus sillones, a sus moquetas, a sus “castillos encatados”, a sus cuentos…..……… y ahí volvemos a la realidad, al mundo real, al día a día. Los obreros a recoger el instalache, a quitarse el uniforme bonito y a ponerse el de faena, el que se ensucia, el que mantiene esa casa con mujer y dos hijos, con un sueldo que con un poco de suerte llegará para terminar el mes. Y los pequeños empresarios a abrir el negocio, haber si con un poco de suerte ese obrero que tiene trabajo, y que le ha sobrado alguna perrina a final de mes se lo viene a gastar y podemos seguir viviendo. Y la ama de casa a buscarse la vida, a comprar dando mil vueltas pa ver donde lo encontrará más barato, aunque sea de peor calidad. Y el jubilado, yo que sé, ni se como lo harán pa llegar a final de mes con los quinientos o seiscientos euros. Y el parado………Y todos con respeto, con decencia, con honestidad, con honra, con dignidad; mientras, allá en la lejanía, ahí los tienes, contribuyendo a que este cuento siga un día y otro y otro, como si no fuera con ellos, como si estuvieran en otro planeta, como si no vivieran la realidad… en su mundo, en su nube, atalaya, en su cuento de hadas.
Nada recuerdan de su pasado, quiénes eran, a que se dedicaban, como les iba en la vida, con quien se relacionaban. Quién quiere acordarse ahora de una vida normal, sencilla, humana, realista y consecuente con su situación. Ahora, para que se van a engañar, son diferentes, están por encima de los demás, les adoran, las admiran, les tienen devoción, respeto, sumisión…. envidia.
Cuando les ves llegar, en su mundo surrealista, no aciertas a comprender tanta parafernalia, tanto boato, tanto despliegue, tanta organización…… TANTA MENTIRA.
Es curioso, probadlo, id a verlo, acudid, cuando se organice un acto oficial importante (llámese reunión “trascendental”, inauguración, súper proyecto, celebración llamativa, etc) ahí llegaran, con to
do su montaje, a saber:
En el lugar, como es preceptivo, esperando, haciendo el papel, los cargos poco relevantes (comparados con los que vendrán a continuación), alcaldes, presidentes de partido, secretarios generales, afiliados, simpatizantes, y algún que otro estomago “agradecio”.
Primero, llegaran las lanzaderas, los que van abriendo camino, los que tienen un carguillo, importante sin duda, pero que si se mezclan con los “supremos” pasaran desapercibidos. Por supuesto con sus coches oficiales, sus directores, sus subdirectores, sus directores adjuntos, sus secretarios/as, sus adjuntos a secretaría, sus asesores, sus escoltas, y más estómagos agradecios.
Tiempo para adaptación al ambiente, a continuación, y con los márgenes temporales necesarios para que se note su llegada, y no quepa la menor duda de quien es el que manda, llegada del “jefe”.
Nervios, intranquilidad, carreras paquí, carreras pallá, sonrisas forzadas, saludos, reverencias, abrazos. Con el, una caravana interminable de vehículos y personalidades: Directores generales, directores, directores adjuntos, secretarios generales, subsecretarios, adjuntos a todos esos cargos, responsables de protocolo, gabinetes de prensa de cada departamento, escoltas, más escoltas, más coches oficiales y más estómagos agradecios. Total, que entre unos y otros seguro que rebasamos con creces el centenar de asistentes oficiales.
Claro, ahora viene el acto en sí. Todo muy bonito, muy bien preparao, recién pintaito todo, muy limpio, todos colocados, bien uniformados, con la sonrisa de oreja a oreja. Visita guiada, explicaciones intrascendentes de algo que posiblemente pocos escuchen, y a reírle los chistes al jefe, si puede ser en primera línea que se nos vea, que se note nuestra presencia (que coño, por si alguna vez hay que pedir un favorcillo). Después de la visita relámpago, como es menester, al catering, que es el momento más relevante de la jornada, sin duda. Dependiendo del cargo máximo presente, pues así será el tentempié, pero vamos, como mínimo pata negra de recebo, de ahí parriba.
Luego, con las mismas, repetición de la parafernalia, cada uno a sus coches oficiales, a sus despachos, a sus sillones, a sus moquetas, a sus “castillos encatados”, a sus cuentos…..……… y ahí volvemos a la realidad, al mundo real, al día a día. Los obreros a recoger el instalache, a quitarse el uniforme bonito y a ponerse el de faena, el que se ensucia, el que mantiene esa casa con mujer y dos hijos, con un sueldo que con un poco de suerte llegará para terminar el mes. Y los pequeños empresarios a abrir el negocio, haber si con un poco de suerte ese obrero que tiene trabajo, y que le ha sobrado alguna perrina a final de mes se lo viene a gastar y podemos seguir viviendo. Y la ama de casa a buscarse la vida, a comprar dando mil vueltas pa ver donde lo encontrará más barato, aunque sea de peor calidad. Y el jubilado, yo que sé, ni se como lo harán pa llegar a final de mes con los quinientos o seiscientos euros. Y el parado………Y todos con respeto, con decencia, con honestidad, con honra, con dignidad; mientras, allá en la lejanía, ahí los tienes, contribuyendo a que este cuento siga un día y otro y otro, como si no fuera con ellos, como si estuvieran en otro planeta, como si no vivieran la realidad… en su mundo, en su nube, atalaya, en su cuento de hadas.
© capitantrueno
1 comentario:
Hola, pasando a saludar y tambien para invitarte a que pases y veas mi blog a ver si encuentras algo de tu agrado y si te gusta intercambiemos enlaces, una suerte de fucionar dendritas o algo asi diria yo,je.
Saludos y hasta la proxima.
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