Éramos un manojo de nervios, no cabe duda que ser participe de un acontecimiento de esta índole crea un clima confuso, mágico, de sensaciones encontradas, misterioso.
Ya los días precedentes eran un sin vivir: carreras por aquí, preparaciones por allá, previsiones por acullá. La tensión se masticaba, los nervios afloraban, el miedo al ridículo se manifestaba. Todo tenía que estar previsto, nada se podía dejar a la improvisación, no nos podíamos permitir el dejar flecos sueltos……. era el momento.
Como no podía ser de otra manera cuatro días antes, en asamblea familiar, después de presentar un plan de acción concienzudamente estudiado, valorado y contrastado. Se revisó a fondo la bodega, se buscaron todos los útiles, enseres y elementos que pondríamos al uso; se realizó una planificación integral y exhaustiva de la dieta alimenticia que tendríamos durante los momentos clave del desarrollo del acontecimiento; se marcó la ruta y el acceso al lugar, y lo más importante: durante horas recibimos sesiones intensivas de relajación, control interno, expresión corporal y técnicas asertivas impartidas por los mejores psicólogos, psiquiatras y psicopedagogos de la zona.

…………… Y llegó el día. Suena el despertador a las 8,00 A.M., todo el mundo arriba, preparación y consumo de un desayuno consistente, con cuerpo, completo, vamos como si pudiera ser la única comida que tomaríamos en el día.
A las 9,00 h todos duchados, maqueados, perfumados y con la sonrisa en los labios; que la jornada que acontecía no menoscabara nuestra ilusión. Como los útiles, viandas y suministros porsiacaso” sobrepasaban con creces la capacidad de recepción de los cuatro integrantes de mi familia, optamos por trasladarlos en vehiculo automóvil a las cercanías del lugar.
Una vez en las allí, carga en ristre iniciamos camino del objetivo: niño tú coge las sillas de camping; oyes tú la nevera y la bolsa de naranjas; venga yo cojo los tupergüare y la mesa de camping. Vamos allá, ha ver si tenemos suerte y somos participes de una gran velada.
Ya en las cercanías se masticaba el ambiente entre la muchedumbre; el trasiego era continuo, los nervios se percibían a flor de piel: carreras, gritos, empujones, algún que otro listillo queriéndose colar, …………las prisas que siempre tiene alguno/a y que con tol morro del mundo dice al primero (sin contar con el resto) que si le deja pasar que tiene que ir a nosedonde.
Y se cumplieron con creces nuestras previsiones: ¡¡hasta arriba estaba la plaza!!.
¡Que situación!, ¡que sinvivir!: una masa embarulladamente ordenada, pacientes pero nerviosos, sonrientes pero mosqueados, firmes pero sometidos……… resignados. Intentaban acceder a su destino; luchaban por un puesto de privilegio que les permitiera conseguir el servicio de esos dos empleados (si, si, DOS), azarosos, entregados, dedicados de pleno a su labor.

Propongo que esto se inmortalice, que quede para generaciones sucesivas, que a nadie se le olvide este extraordinario acontecimiento usual y diario. Que se una a otras señas de identificación de nuestra Región, llámese “Día de Extremadura”, “El cerezo en Flor”, “los empalaos”, un fin de semana en la Hurdes, el mercadillo de los viernes (o lunes, o martes, o miércoles o el que sea, depende de la población), ……………, y que puede ser, pues que va a ser coño: ¡¡¡LAS COLAS INTERMINABLES DE CAJA DE AHORROS DE EXTREMADURAAAAAAAAA!!!
Pd.: Aunque este sea un acontecimiento exclusivo de nuestra bendita región, imagino que en todos lados cuecen habas ¿no?.
Salud
Ya los días precedentes eran un sin vivir: carreras por aquí, preparaciones por allá, previsiones por acullá. La tensión se masticaba, los nervios afloraban, el miedo al ridículo se manifestaba. Todo tenía que estar previsto, nada se podía dejar a la improvisación, no nos podíamos permitir el dejar flecos sueltos……. era el momento.
Como no podía ser de otra manera cuatro días antes, en asamblea familiar, después de presentar un plan de acción concienzudamente estudiado, valorado y contrastado. Se revisó a fondo la bodega, se buscaron todos los útiles, enseres y elementos que pondríamos al uso; se realizó una planificación integral y exhaustiva de la dieta alimenticia que tendríamos durante los momentos clave del desarrollo del acontecimiento; se marcó la ruta y el acceso al lugar, y lo más importante: durante horas recibimos sesiones intensivas de relajación, control interno, expresión corporal y técnicas asertivas impartidas por los mejores psicólogos, psiquiatras y psicopedagogos de la zona.

…………… Y llegó el día. Suena el despertador a las 8,00 A.M., todo el mundo arriba, preparación y consumo de un desayuno consistente, con cuerpo, completo, vamos como si pudiera ser la única comida que tomaríamos en el día.
A las 9,00 h todos duchados, maqueados, perfumados y con la sonrisa en los labios; que la jornada que acontecía no menoscabara nuestra ilusión. Como los útiles, viandas y suministros porsiacaso” sobrepasaban con creces la capacidad de recepción de los cuatro integrantes de mi familia, optamos por trasladarlos en vehiculo automóvil a las cercanías del lugar.
Una vez en las allí, carga en ristre iniciamos camino del objetivo: niño tú coge las sillas de camping; oyes tú la nevera y la bolsa de naranjas; venga yo cojo los tupergüare y la mesa de camping. Vamos allá, ha ver si tenemos suerte y somos participes de una gran velada.
Ya en las cercanías se masticaba el ambiente entre la muchedumbre; el trasiego era continuo, los nervios se percibían a flor de piel: carreras, gritos, empujones, algún que otro listillo queriéndose colar, …………las prisas que siempre tiene alguno/a y que con tol morro del mundo dice al primero (sin contar con el resto) que si le deja pasar que tiene que ir a nosedonde.
Y se cumplieron con creces nuestras previsiones: ¡¡hasta arriba estaba la plaza!!.
¡Que situación!, ¡que sinvivir!: una masa embarulladamente ordenada, pacientes pero nerviosos, sonrientes pero mosqueados, firmes pero sometidos……… resignados. Intentaban acceder a su destino; luchaban por un puesto de privilegio que les permitiera conseguir el servicio de esos dos empleados (si, si, DOS), azarosos, entregados, dedicados de pleno a su labor.

Propongo que esto se inmortalice, que quede para generaciones sucesivas, que a nadie se le olvide este extraordinario acontecimiento usual y diario. Que se una a otras señas de identificación de nuestra Región, llámese “Día de Extremadura”, “El cerezo en Flor”, “los empalaos”, un fin de semana en la Hurdes, el mercadillo de los viernes (o lunes, o martes, o miércoles o el que sea, depende de la población), ……………, y que puede ser, pues que va a ser coño: ¡¡¡LAS COLAS INTERMINABLES DE CAJA DE AHORROS DE EXTREMADURAAAAAAAAA!!!
Pd.: Aunque este sea un acontecimiento exclusivo de nuestra bendita región, imagino que en todos lados cuecen habas ¿no?.
Salud
2 comentarios:
Hace poco descubrí que en la caja de Extremadura de la calle Viena, aunque pilla un poco a desmano, nunca hay más de 2-3 personas n la cola. No me lo podía creer...
:)
Besitos y salud!!!
joder, yo que mientras leía me estaba imaginanado que habíais visto al dalai lama que os había impuesto las manos o una sesión de reiki de manos de alguien con maestría en ello o un camping budista y ya ves tú, al final era la caja de ahorros :S horreur, besines
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